lunes, 22 de junio de 2009

“El glifosato estimula la muerte de las células de embriones humanos”

ENTREVISTA A GILLES-ERIC SERALINI, REFERENTE EUROPEO EN EL ESTUDIO DE AGROTOXICOS
Confirmó los efectos letales del herbicida en células humanas de embriones, placenta y cordón umbilical. Alertó sobre las consecuencias sanitarias y ambientales, y exigió la realización de estudios públicos sobre transgénicos y agrotóxicos. Cuando dio a conocer sus investigaciones, recibió críticas y desacreditaciones.
Por Darío Aranda
Gilles-Eric Seralini es especialista en biología molecular, docente de la Universidad de Caen (Francia) y director del Comité de Investigación e Información sobre Ingeniería Genética (Criigen). Y se ha transformado en un dolor de cabeza para las empresas de agronegocios y los defensores a ultranza de los OGM (Organismos Genéticamente Modificados –transgénicos–). En 2005 descubrió que algunas células de la placenta humana son muy sensibles al herbicida Roundup (de la compañía Monsanto), incluso en dosis muy inferiores a las utilizadas en agricultura. A pesar de su frondoso currículum, fue duramente cuestionado por las empresas del sector, descalificado por los medios de comunicación y acusado de “militante verde”, entendido como fundamentalismo ecológico. Pero en diciembre pasado volvió a la carga; la revista científica Investigación Química en Toxicología (Chemical Research in Toxicology) publicó su nuevo estudio, en el que constató que el Roundup es letal para las células humanas. Según el trabajo, dosis muy por debajo de las utilizadas en campos de soja provocan la muerte celular en pocas horas. “Aun en dosis diluidas mil veces, los herbicidas Roundup estimulan la muerte de las células de embriones humanos, lo que podría provocar malformaciones, abortos, problemas hormonales, genitales o de reproducción, además de distintos tipos de cánceres”, afirmó Seralini a Página/12 desde su laboratorio en Francia. Sus investigaciones forman parte de la bibliografía a la que hace referencia el Comité Nacional de Etica en la Ciencia en su recomendación para crear una comisión de expertos que analice los riesgos del uso del glifosato.El investigador había decidido estudiar los efectos del herbicida sobre la placenta humana después de que un relevamiento epidemiológico de la Universidad de Carleton (Canadá), realizado en la provincia de Ontario, vinculara la exposición al glifosato (ingrediente base del Roundup) con el riesgo de abortos espontáneos y partos prematuros. Mediante pruebas de laboratorio, en 2005, Seralini confirmó que en dosis muy bajas el Roundup provoca efectos tóxicos en células placentarias humanas y en células de embriones. El estudio, publicado en la revista Environmental Health Perspectives, precisó que el herbicida mata una gran proporción de esas células después de sólo dieciocho horas de exposición a concentraciones menores que las utilizadas en el uso agrícola.Señalaba que ese hecho podría explicar los abortos y nacimientos prematuros experimentados por trabajadoras rurales. También resaltaba que en soluciones entre 10 mil y 100 mil veces más diluidas que las del producto comercial ya no mataba las células, pero bloqueaba su producción de hormonas sexuales, lo que podría provocar en fetos dificultades en el desarrollo de huesos y el sistema reproductivo. Alertaba sobre la posibilidad de que el herbicida sea perturbador endocrino y, por sobre todo, instaba a la realización de nuevos estudios. Sólo obtuvo la campaña de desprestigio.En 2007 difundió nuevos avances. “Hemos trabajado en células de recién nacidos con dosis del producto cien mil veces inferiores a las que cualquier jardinero común está en contacto. El Roundup programa la muerte de las células en pocas horas”, había declarado Seralini a la agencia de noticias AFP. Resaltaba que “los riesgos son sobre todo para las mujeres embarazadas, pero no sólo para ellas”.En diciembre último, la revista norteamericana Investigación Química en Toxicología (de la American Chemical Society –Sociedad Química Americana–) le otorgó a Seralini once páginas para difundir su trabajo, ya finalizado. Focalizó en células humanas de cordón umbilical, embrionarias y de la placenta. La totalidad de las células murieron dentro de las 24 horas de exposición a las variedades de Roundup. “Se estudió el mecanismo de acción celular frente a cuatro formulaciones diferentes de Roundup (Express, Bioforce o Extra, Gran Travaux y Gran Travaux Plus). Los resultados muestran que los cuatro herbicidas Roundup, y el glifosato puro, causan muerte celular. Confirmado por la morfología de las células después del tratamiento se determina que, incluso a las más bajas concentraciones, causa importante muerte celular”, denuncia en la publicación, que precisa que aun con dosis hasta diez mil veces inferiores a las usadas en agricultura el Roundup provoca daño en membranas celulares y muerte celular. También confirmó el efecto destructivo del glifosato puro, que en dosis 500 veces menores a las usadas en los campos induce a la muerte celular.Gilles-Eric Seralini tiene 49 años, nació en Argelia, vive en Caen, investiga la toxicidad de variedades transgénicas y herbicidas, es consultor de la Unión Europea en OGM y es director del Consejo Científico del Comité de Investigación e Información sobre Ingeniería Genética (Criigen). “He publicado tres artículos en revistas científicas norteamericanas de ámbito internacional, junto con investigadores que hacían su doctorado en mi laboratorio, sobre la toxicidad de los herbicidas de la familia del Roundup sobre células humanas de embriones, así como de placenta, y sobre células frescas de cordones umbilicales, las cuales llevaron a los mismos resultados, aunque fueran diluidas hasta cien mil veces. Confirmamos que los herbicidas Roundup estimulan el suicidio de las células humanas. Me especializo en los efectos de los OGM y sabemos que el cáncer, las enfermedades hormonales, nerviosas y reproductivas tienen relación con los agentes químicos de los OGM. Además, estos herbicidas perturban la producción de hormonas sexuales, por lo cual son perturbadores endocrinos”, afirma Seralini.“El glifosato es menos tóxico para las ratas que la sal de mesa ingerida en gran cantidad”, señalaba hace una década la publicidad de Monsanto, citada en la extensa investigación periodística El Mundo según Monsanto, de Marie-Monique Robin. En el capítulo cuatro, llamado “Una vasta operación de intoxicación”, Seralini es contundente: “El Roundup es un asesino de embriones”. Hecho confirmado con la finalización de sus ensayos, en diciembre de 2008.La contundencia y difusión del trabajo provocaron que la compañía de agrotóxicos más poderosa del mundo rompiera su silencio –a pesar de que su política empresarial es no responder estudios o artículos que no le sean favorables–. Mediante un comunicado, y ante la agencia de noticias AFP, Monsanto Francia volvió a deslegitimar al científico. “Los trabajos efectuados regularmente por Seralini sobre Roundup constituyen un desvío sistemático del uso normal del producto con el fin de denigrarlo, a pesar de que se ha demostrado su seguridad sanitaria desde hace 35 años en el mundo.”La antigüedad del producto en el mercado es el mismo argumento utilizado en la Argentina por los defensores del modelo de agronegocios. Las organizaciones ambientalistas remarcan que esa defensa tiene su propio callejón sin salida. El PCB (químico usado en transformadores eléctricos y producido, entre otros, por Monsanto) también se utilizó durante décadas. Recibió cientos de denuncias y se lo vinculó con cuadros médicos graves, pero las empresas continuaban defendiendo su uso basado en la antigüedad del producto. Hasta que la presión social obligó a los Estados a realizar estudios y, con los resultados obtenidos, se prohibió su uso. “Con el glifosato pasará lo mismo”, retrucan las organizaciones.–Luego de una investigación en la Argentina del doctor Andrés Carrasco, en la que confirmó el efecto devastador en embriones anfibios, las empresas del sector reaccionaron con intimidaciones, amenazas y presiones. ¿Le suena familiar?–Sí, y mucho. Con mis investigaciones las empresas también reaccionaron muy mal. En lugar de criticar a los investigadores, una gran empresa responsable que no tiene ninguna capacitación en toxicología tendría que ponerse en duda e investigar. En diciembre de 2008, cuando se publicó nuestro último artículo, el Departamento de Comunicación de Monsanto dijo que estábamos desviando el herbicida de su función, ya que no fue hecho para actuar sobre células humanas. Este argumento es estúpido, no merece otro calificativo. Es muy sorprendente que una multinacional tan importante admitiera, con ese argumento, que no conduce ensayos de su herbicida con dosis bajas sobre células humanas antes de ponerlo en el mercado. Se debiera prohibir el producto nada más que por ese reconocimiento corporativo.–¿Cuál fue el papel de los medios de comunicación en sus descubrimientos?–Diarios y televisiones han hablado de nuestros estudios, dan cuenta de que el mundo está deteriorándose a causa de estos contaminantes y que muchas enfermedades desencadenadas por productos químicos ya se ven también en los animales y reducen dramáticamente la biodiversidad. Pero también hay que tener presente que el lobby de las empresas es muy fuerte, hacen llegar a los medios de comunicación informaciones contradictorias que finalmente desinforman a la opinión pública e influyen en gobiernos.En 1974, Monsanto había sido autorizada a comercializar el herbicida Roundup, “que pasaría a convertirse en el herbicida más vendido del mundo”, se ufana la publicidad de la empresa. En 1981 la compañía se estableció como líder en investigación biotecnología, pero recién en 1995 fue aprobada una decena de sus productos modificados genéticamente, entre ellos la “Soja RR (Roundup Ready)”, resistente al glifosato. Monsanto promocionaba el Roundup como “un herbicida seguro y de uso general en cualquier lugar, desde céspedes y huertos hasta grandes bosques de coníferas”. También sostenía que el herbicida era biodegradable. Pero en enero de 2007 fue condenada por el tribunal francés de Lyon a pagar multas por el delito de “publicidad engañosa”. Los estudios de Seralini fueron utilizados como prueba, junto a otras investigaciones. La Justicia de Francia hizo eje en la falsa propiedad biodegradable del agrotóxico y hasta dio un paso más: afirmó que el Roundup “puede permanecer de forma duradera en el suelo e incluso extenderse a las aguas subterráneas”.Frente a la campaña de desprestigio, Seralini recibió el apoyo de la Procuración General de Nueva York (que había ganado otro juicio contra Monsanto, también por publicidad engañosa). La revista científica Environmental Health Perspectives publicó un editorial para destacar sus descubrimientos y la revista Chemical Research in Toxicology propuso publicar el esquema completo del modo de acción toxicológico. “Monsanto siempre entregó estudios ridículos sobre el glifosato solo, mientras el Roundup es una mezcla mucho más tóxica que el glifosato solo. El mundo científico lo sabe, pero muchos prefieren no ver o atacar los descubrimientos. Sin embargo, la empresa sostenía que era inocuo. Hemos confirmado que los residuos de Roundup representan los principales contaminantes de las aguas de los ríos o de superficie. Por otro lado, recibimos apoyo de parte de investigadores que encontraron efectos similares, explicando así abortos naturales y desastres en las faunas autóctonas”, explica Seralini.Con un mercado concentrado y una facturación sideral, la industria transgénica es denunciada por su poder de incidencia con quienes deben controlarla. Hasta la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos (el ámbito de control competente) es acusada de haber cedido a sus presiones. En agosto de 2006, líderes sindicales de la EPA acusaron a las autoridades del organismo de ceder ante la presión política y permitir el uso de químicos perjudiciales. “Se corren graves riesgos en fetos, embarazadas, niños y ancianos”, denunciaban. La EPA había omitido estudios científicos que contradecían los patrocinados por la industria de los pesticidas. “La dirección de la EPA prioriza la industria de la agricultura y los pesticidas antes que nuestra responsabilidad para proteger la salud de nuestros ciudadanos”, finalizaba el comunicado.Seralini remarca el poder económico de las agroquímicas y recuerda que las ocho mayores compañías farmacéuticas son las ocho mayores compañías de pesticidas y de OGM, entre las que Monsanto tiene un papel protagónico. Por eso reclama la realización urgente de test sobre animales de laboratorio durante dos años, como –según explica– sucede con los medicamentos en Europa. “Hay un ingrediente político y económico en el tema, claramente, donde las compañías están detrás”, denuncia. Se reconoce un obsesivo del trabajo, advierte que desde hace una década analiza a diario todos los informes europeos y estadounidenses de controles sanitarios de OGM. Y no duda: “Los únicos que hacen test son las propias compañías, porque son ensayos carísimos. Las empresas y los gobiernos no dejan ver esos trabajos. Esos estudios debieran ser realizados por universidades públicas y debieran ser públicos”.“Llevo 25 años trabajando sobre las perturbaciones de los genes, de las células y de los animales provocadas por medicamentos y contaminantes. Advertimos el peligro existente y proponemos estudios públicos. Pero en lugar de profundizar estudios y reconocernos como científicos nos quieren restar importancia académica llamándonos ‘militante ambientalista’. Tenemos claro que el ataque proviene de empresas que, si se hacen los estudios, deberán retirar sus productos del mercado”, denuncia Seralini, que en la actualidad advierte sobre el efecto sanitario no ya de los agrotóxicos, sino de los alimentos transgénicos y sus derivados. Recuerda que con el maíz transgénico (también tratado con Roundup) se alimentan los animales que luego come la población (pollos, vacas, conejos y cerdos) y explica que todos los productos que contienen azúcar de maíz (salsas, caramelos, chocolates y gaseosas, entre otros) deben ser objeto de urgentes estudios.“Llevamos años trabajando sobre la toxicidad de los principales contaminantes. Hemos confirmado que el Roundup es también el principal contaminante de los OGM alimentarios, como la soja o el maíz transgénico, lo que puede conllevar a un problema de intoxicación de los alimentos a largo plazo.” La afirmación de Seralini va en sintonía con las denuncias de centenares de organizaciones sociales, urbanas y rurales, y movimientos internacionales como la Vía Campesina (colectivo internacional de campesinos, indígenas, sin tierra y trabajadores agrícolas), que exigen alimentos sanos

miércoles, 17 de junio de 2009

Córdoba: Denuncia penal por contaminación del agua con agrotóxicos en la Zona Sur de la Ciudad

Agencia Rodolfo Walsh [agenciawalsh@listas.nodo50.org]
(AW) La Coordinadora Córdoba en Defensa del Agua y la Vida (CCODAV), junto a numerosas organizaciones sociales, gremiales y políticas, darán inicio hoy desde las 10 hs. a una Jornada de denuncia ante la justicia, debate y movilización, que lleva por lema “por la vida, por el agua, contra los agro tóxicos”. La actividad dará inicio con una radio abierta y conferencia de prensa 11 hs. En la explanada de Tribunales I.
(Buenos Aires, Agencia Walsh) La denuncia penal será presentada a la justicia por vecinos de barrios al Sur del Rio Suquia, integrantes de asambleas u organizaciones nucleadas en la CCODAV. Los denunciantes junto a 400.000 cordobeses se consideran consumidores, cautivos y victimas del agua de la red pública, comercializada por la empresa privada transnacional y monopólica del servicio: Suez - Roggio, bajo el nombre comercial “Agua Cordobesas S.A.”.
La planta potabilizadora “Los Molinos”, recibe agua del dique homónimo a través de un canal a cielo abierto, originalmente destinado a riego, que abastece dicha planta con “agua cruda” destinada al consumo humano. El canal, transporta “agua cruda” a lo largo de 64 kmts., atravesando miles de hectáreas de cultivos de esta agricultura industrial para soja transgénica, sin protección ni control a la lluvia de agrotóxicos, como Glifosatos, 2.4D, Endosulfan y otros que forman parte del “paquete tecnológico” que se descargan en el cauce del canal y cuyos envases desechados, pueden verse flotando en sus aguas o a sus orillas.
Fumigaciones aéreas con aviones, terrestres con “fumigadores mosquitos”, tractores, o a mano con mochilas, llenados o vaciados de sus contenedores de agro tóxicos sobre las aguas, es el paisaje cotidiano que presenta este canal en toda su extensión. Aguas Cordobesas no especifica en publicación ni publicidad, que realice tratamiento alguno para estos venenos (herbicidas e insecticidas), por el contrario afirma que el agua que comercializan es “apta consumo humano”, los análisis de control exceptúan el contenido de estos agro tóxicos en agua, limitándose solo a análisis de acides, turbiedad o bacteriales.
Los gobiernos provincial (Schiaretti) y municipal (Giacomino), no ejercen el control correspondiente que le corresponde al Estado y su profusa campaña mediática “Agua para Todos” no hace mención a esta realidad, de este modo junto a la empresa Suez Roggio (Aguas Cordobesas) estarían incurriendo en forma continuada según el Cap. IV del Código Penal Argentino en delitos contra la salud pública. “… Envenenar o adulterar aguas potables o alimentos o medicinas…”, violando continuada y sistemáticamente los art.200, 201, 202, 207 del código penal.
La Coordinadora Córdoba en Defensa del Agua y la Vida, entiende, se estaría configurando una posible catástrofe sanitaria y genocidio sobre los habitantes de populosos barrios de la Zona Sur, por empresas transnacionales (Suez - Roggio, Monsanto y otras)
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Contacto:
GRUPO ESCALERA
FORO de VECINOS AUTOCONVOCADOS

Uso del Glifosato en el área Metropolitana de Buenos Aires

Fuente: Ecoportal
Por Observatorio de las Empresas Transnacionales


El glifosato mata las plantas, contamina el suelo y las aguas superficiales y subterráneas, y además a los seres vivos. Las plantas que no mueren, absorben el glifosato y se encuentran en las partes utilizadas como alimento (fresas, moras azules, frambuesas, lechugas, zanahoria y cebada, etc.) Para la salud humana, los mayores riesgos que trae el glifosato son: daños genéticos (en células sanguíneas humanas), trastornos reproductivos (reducción de espermatozoides, abortos, malformación fetal), toxicidad subaguda (lesiones en glándulas salivales), toxicidad crónica (inflamación gástrica, problemas respiratorios, alergias), efectos cancerígenos y contaminación de alimentos.

Características del Glifosato

¿Qué es el Glifosato?

El glifosato, es un herbicida de amplio espectro, no selectivo, utilizado para matar malezas (pastos anuales y perennes, hierbas de hoja ancha y especies leñosas). Creado en la década del ’60, es el principio activo del Roundup (nombre comercial del herbicida de Monsanto) con la que se fumigan cultivos transgénicos de soja, maíz y algodón. Este tipo de cultivos resisten al compuesto, sólo porque están preparados genéticamente para hacerlo.

Es absorbido por las hojas, y ejerce su acción herbicida a través de la inhibición de varias enzimas (proteínas que poseen función catalítica, aceleradoras de procesos bioquímicos que acontecen en las células para mantener su funcionalidad y, por lo tanto, su existencia), impidiendo de esta forma que las plantas elaboren tres aminoácidos aromáticos esenciales para su crecimiento y supervivencia.

Para aumentar su eficacia, el glifosato debe ir acompañado de otras sustancias que no están especificadas en la etiqueta que producen mayor toxicidad aguda.

Consecuencias del Glifosato

El glifosato mata plantas autóctonas y en peligro de extinción, contamina el suelo y las aguas superficiales y subterráneas, y además a los seres vivos. La Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA) determinó que tras llegar al suelo, el glifosato es fuertemente absorbido. De allí que si bien es altamente soluble en agua, la sustancia permanece en las capas superiores del suelo y tiene una vida media de más de 60 días (lo que tarda en ser descompuesto por microorganismos), hallándose incluso hasta un año después.

Las plantas que no mueren, absorben el glifosato y se encuentran en las partes utilizadas como alimento (fresas, moras azules, frambuesas, lechugas, zanahoria y cebada, etc.)

La toxicidad de estos productos (glifosato puro y fórmulas compuestas -Roundup-) es mayor en casos de exposición dérmica (la piel tiene la capacidad de absorber sustancias) e inhalatoria (respirando en ambientes intoxicados por glifosato), aunque también en casos de ingestión.

Para la salud humana, los mayores riesgos que trae el glifosato son: daños genéticos (en células sanguíneas humanas), trastornos reproductivos (reducción de espermatozoides, abortos, malformación fetal), toxicidad subaguda (lesiones en glándulas salivales), toxicidad crónica (inflamación gástrica, problemas respiratorios, alergias), efectos cancerígenos y contaminación de alimentos.

Los síntomas de envenenamiento que produce el glifosato incluyen náuseas y mareos, irritaciones dérmicas y oculares, edema pulmonar, descenso de la presión sanguínea, reacciones alérgicas, dolor abdominal, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómito, pérdida de conciencia, destrucción de glóbulos rojos, electrocardiogramas anormales y daño o falla renal.

El glifosato en Argentina

En la actualidad, el glifosato es el agrotóxico pilar de la industria sojera argentina. En el año 2007, Argentina fue el segundo productor mundial de cultivos transgénicos con 19.1 millones de hectáreas en el 2007, el 19% de la superficie destinada a este tipo de cultivos en todo el mundo. 16 millones de esas hectáreas están sembradas con soja, 2,8 millones con maíz y 400.000 con algodón, según datos del Servicio para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA). Casi el 100% de la superficie de soja y el 90% de cultivos de maíz fueron sembrados con semillas tolerantes al herbicida glifosato.

En las zonas rurales del país el glifosato es aplicado a través de fumigaciones terrestres y aéreas, lo que conlleva un gran peligro para la salud de las personas que viven allí, las cuales son rociadas junto a sus casas, el agua, la tierra y los cultivos no transgénicos. Por otro lado, el viento esparce el tóxico en largas distancias.

Cuando el Centro de Investigaciones en Biodiversidad y Ambiente (Ecosur), el Hospital Italiano Garibaldi de Rosario, la Universidad Nacional de Rosario, el INTA, el Colegio de Ingenieros Agrónomos y la Federación Agraria Argentina, emitieron un informe acerca de las consecuencias sobre la salud se comprobó la fuerte correlación entre los casos de cáncer, leucemia, lupus y otras graves afecciones halladas en seis pequeños pueblos del área sur y central sojera de Santa Fe, con la localización de las máquinas de fumigación, depósitos de agrotóxicos, silos.

En marzo del 2009 la Justicia de Córdoba prohibió fumigar con agrotóxicos sojeros cerca de áreas urbanas. La ley provincial llegó luego de 10 años de denuncias de los vecinos del barrio Ituzaingó Anexo. En esa zona de las afueras de Córdoba, de cinco mil habitantes, 200 tienen cáncer. Y todo apunta al glifosato como principal responsable.

El pasado 13 de abril se publicaron en Página12 los resultados de un estudio realizado por Andrés Carrasco del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA-Conicet, que da cuenta de la toxicidad en embriones anfibios del glifosato.

Por primera vez en nuestro país, y en consonancia con varios estudios realizados a nivel internacional, se comprobó la toxicidad del glifosato.

Posteriormente al conocimiento público de dicho informe, el Ministerio de Defensa prohibió el cultivo de trangénicos en los campos de sus instalaciones.

Casos en Zonas Urbanas del Gran Buenos Aires

El caso TBA

Desde hace varios años, la empresa de ferrocarriles TBA está utilizando agroquímicos tóxicos para los humanos (entre ellos el glifosato) con el fin de mantener desmalezados los terrenos próximos a las vías del ramal Retiro-Tigre y es muy probable que en otros ramales.

Se han visto fumigaciones incluso detrás de la Quinta Presidencial de Olivos.

Víctor Freire, integrante del bloque Iniciativa ARI, que presentó un proyecto en el Concejo Deliberante de Vicente López para frenar esa práctica, denunció que TBA usa glifosato de Monsanto, mientras que Ferrovías utiliza glifosato de Atanor.

Los terrenos fumigados son adyacentes a viviendas, comercios y plazas a las que habitualmente asisten niños, los cuales están más expuestos que los adultos. Como mueca trágica, tiempo atrás se crearon plazas (como el de la calle San Martín y las vías o la calesita de la estación de Vicente López) con "juegos ecológicos” cercanas a las vías. La nube tóxica generada por las fumigaciones atraviesa el alambrado depositándose en la superficie de los juegos. Los bebés los tocan y se llevan sus manos a la boca. De esta forma el veneno viaja al tubo digestivo. Los terraplenes también han sido fumigados cuentan muchos vecinos.

Las plantas y animales también se ven perjudicados. La vegetación verde, que normalmente crecía a los costados de las vías, se transformó primero en hilos negros y luego desapareció misteriosamente, se desintegró. Este fenómeno se dio tanto en gramíneas (hojas acintadas), pasto, como en latifoliadas, las plantas de hojas anchas, como las enredaderas y las campanillas. La Municipalidad de Vicente López denunció que el glifosato alcanzó a dos ombúes con más de ciento cincuenta años y se han secado, fuera de otros árboles, flores y plantas en general.

Está sucediendo un impacto ambiental que afecta a la biodiversidad del ecosistema urbano y a la cadena trófica, pues por ejemplo, hace tiempo que no se observan mariposas, ni abejas, ni ranas que antes sí se hallaban con facilidad, benignas porque se alimentan de insectos.

Otro cambio se dio en el suelo. Al principio era esponjoso, con humus negro, tiera del Río de la Plata, pero paulatinamente se fue transformando en un delgado manto de color lechoso y sin vida. De hecho los obreros de TBA, cada vez que rocían los terraplenes, lo hacen con máscaras.

Los vecinos de Vicente López, junto a varios concejales, se han movilizado con el apoyo de varias organizaciones comunitarias (como el Foro por la Salud y el Ambiente de Vicente López, La Galpona, La Otra Movida y la Unión de Asambleas Ciudadanas -UAC, Regional Buenos Aires) amparándose en el Artículo 41 de la Constitución Nacional, el punto 10.5 del Contrato de TBA, la Ley de Pesticidas 10.699 y el Decreto Reglamentario Nº 499. Exigen un Recurso de Amparo donde se prohíban las fumigaciones, tanto terrestres como aéreas, en zonas pobladas ya que al ser el glifosato tóxico para el ser humano, debe ser prohibida su fumigación en zonas urbanas con el fin de salvar la salud pública.

Además, piden que las empresas fumigadoras estén registradas en el Ministerio de Asuntos Agrarios, que realicen exigentes cursos de capacitación y que protejan a los pulverizadores. Hicieron denuncias ante el Defensor del Pueblo de Vicente López, el Defensor del Pueblo Nacional, la Policía, la policía ambiental, Salud Ambiental de San Isidro, bromatología, en Municipalidad a Jorge Galli, Instituto de Rehabilitación (Dr. Matassa), Secretaría de Medio Ambiente de San Isidro, al señor Dos Santos y al Director Ricardo Antoniassi, Defensa Civil, de TBA a Roberto Suarez y en la Comisión Nacional Reguladora de Transporte ante Jorge Parrón y ante TBA. Pero no obtuvieron respuestas. El problema superó los límites administrativos locales.

La Municipalidad del Partido de San Isidro, municipio densamente poblado, envió una carta documento a la empresa TBA como un inicio de protesta pidiendo explicaciones luego que los pulverizadores entraran en su jurisdicción. Gustavo Gago, responsable de relaciones públicas de TBA, emitió una nota afirmando que el control de malezas que efectúa Trenes de Buenos Aires S.A. en zonas de vías se realiza a través de glifosato (perteneciente a Monsanto), que se aplica diluido.

Según ellos, el producto no está considerado como agente carcinogénico ni mutagénico y se utiliza en prácticamente todos los cultivos. El comunicado agrega que la pulverización se hace en forma focalizada en zona de vías, solamente en ciertos períodos del año y en forma espaciada, a lo sumo una o dos veces al mes.

El glifosato se inactivaría velozmente en contacto con el suelo, y su baja volatilidad reduce el peligro de dañar plantaciones y sembrados vecinos sin generar efectos residuales.

El glifosato es dosificado: en 20 litros de agua son colocados 0,850 litros de herbicida y el rociado se efectúa a través de la aspersión de la zona de vías con máquinas manuales. En pocas palabras, para TBA, el glifosato no sería peligroso para la población y por lo tanto lo seguirán usando. Sin embargo (y no casualmente) en el barrio, en los últimos tiempos se vienen observando casos de alergias, broncoespasmo y asma.

Una de las afectadas fue Patricia Roccatagliata, ingeniera agrónoma y firme opositora a que TBA continúe con sus fumigaciones. Confiesa que en abril del año pasado tuvo que faltar dos semanas a su trabajo, debido a que tras una pulverización comenzó a padecer irritaciones en las vías respiratorias, ahogo, mareos, dolor de pecho, palpitaciones y sequedad en la boca.

Una mañana, cuando cruzaba las vías del ferrocarril, una vecina que llevaba a su bebé y ella fueron literalmente pulverizadas. Los hombres que estaban trabajando llevaban un traje especial, gorro, guantes, barbijo, escafandra y zapatos de seguridad.

Cuando les preguntó qué tiraban, le respondieron: “Veneno, señora”. Tras la visita de los fumigadores queda una nube tóxica insoportable, cuyo alcance puede llegar de los 400 a los 800 metros, dependiendo del viento.

Es importante aclarar además que este tratamiento costoso y continuado con agroquímicos es injustificado, pues pasados los 20 días de la anterior aplicación, la tierra permanece yerma. NO crece nada vegetal en ese lapso de tiempo.

Proyectos de Ordenanza

Victor Freire, integrante del bloque Iniciativa ARI en Vicente López, presentó un Proyecto de Ordenanza ante el Consejo Deliberante del Municipio solicitando la Intervención en la utilización del Glifosato como fitosanitario, amparándose en la vigencia del Art. 41 de la Constitución Nacional y de la Ley 10.699 de la Provincia de Buenos Aires, Decreto 499/1991. El artículo 1º del proyecto de ordenanza prohíbe la aplicación de agroquímicos para la eliminación de pastizales y especies vegetales en todos los predios públicos y/o privados nacional, provincial y municipal y predios de dominio privado de uso o acceso público del partido de Vicente López.

En la actualidad, el proyecto se encuentra en el departamento de legales para que se revisen algunas cuestiones con respecto a la técnica legislativa. Anterior a este paso, el proyecto fue discutido en la Comisión de Ecología y Medio Ambiente, para ser acompañado también desde el oficialismo.

Según Blanca Díaz, concejal por el bloque “Solidaridad e Igualdad” y presidenta de la comisión de Ecología y Medio Ambiente de la Legislatura de Vicente López “entendemos que esta es una manera de poder seguir protegiendo la salud y el medio ambiente en las zonas urbanas".

Por otro lado subrayó que existe “legislación a nivel nacional que tiene zonas de exclusión que son las zonas urbanas y suburbanas, con lo cual no se puede alegremente utilizar este tipo de productos”.

El objetivo sería extender la ordenanza más allá de los límites municipales (más si originalmente se contrapone a la legislación provincial, lo que obligaría a trabajar para la formulación de una ley para todo el territorio bonaerense para posteriormente aplicarlo en Vicente López, ya que en lo que a leyes se refiere, se sigue un orden piramidal, es decir que en el caso que se opongan dos leyes de orden y escalafón distinto, se tendrá en cuenta aquella del peldaño mas alto. La ley nacional tiene la última palabra).

El caso de las Plazas de la Ciudad de Buenos Aires

Se ha denunciado que en Plaza Giordano Bruno del barrio de Caballito se aplicó glifosato para desmalezamiento. Las personas que transcurren por la plaza son posteriormente al quedar afectadas tanto en el momento de la aplicación, como el tóxico en el aire durante un tiempo.

Las piedras con la que juegan los niños también quedan contaminadas y las plantas y la tierra absorben este tóxico.

A diferencia del caso TBA (donde los trabajadores supuestamente utilizan ropa de seguridad para el caso) aquí no se cumple esta normativa de seguridad, pues se ha visto fumigadores sin la vestimenta adecuada (traje apropiado, guantes, máscara de gas, anteojos). O sea, se encuentran desprotegidos ante el veneno.

El caso La Plata

Productores y vecinos de la zona de Parque Pereyra y Villa Elisa denunciaron que se está utilizando glifosato para controlar el crecimiento del pasto en las estaciones de trenes de la Línea Roca.

Como en otros casos, se produjeron casos de ardor de garganta, irritación de ojos y sensación de quemazón a nivel cutáneo. También temen que el “veneno”, tal como lo llaman, ingrese al organismo por las vías respiratorias. Vecinos del área también marcaron que durante la aplicación del herbicida el personal de la concesionaria de mantenimiento estaba totalmente cubierto con ropa de seguridad. La preocupación de los productores radica, no sólo en los posibles daños hacia la salud.

También preocupa la contaminación que el químico pueda ocasionar a las napas. Por otro lado, los habitantes del barrio se mostraron indignados por el empleo de glifosato en una zona catalogada como ecológica. Mientras ellos no pueden usar diversos pesticidas con el fin de cuidar el ambiente, ahora observan azorados que la empresa encargada del mantenimiento de las estaciones de trenes y usa este glifosato como si nada. Con este método, la empresa encargada de mantenimiento se ahorra de cortar el pasto durante unos 4 meses, porque el terreno donde se aplica queda devastado.

Los vecinos llamaron a distintos organismos, tanto locales como provinciales y nacionales. Sin embargo, ninguno vino para corroborar qué está ocurriendo y su grado de peligrosidad.

Desde la empresa de ferrocarril se informó que el mantenimiento de las estaciones está tercerizado, pero que lograron establecer que para el desmalezamiento de los terrenos lindantes a las vías ferroviarias, en distintos tramos, se está empleando un herbicida cuyo principio activo es el glifosato. Este químico esta actualmente aprobado por el SENASA, pero afirmaron que tendrán en cuenta las inquietudes vecinales.

Rafael Pico, titular de Zoonosis de la Municipalidad de La Plata, descartó el uso de herbicidas que contengan glifosato. Según él, aunque fue ofrecido para desmalezamiento se prefirió realizar tareas que no impliquen ningún riesgo para los empleados ni para el ambiente. www.ecoportal.net

Observatorio de las Empresas Transnacionales - FOCO Foro Ciudadano de Participación por la Justicia y los Derechos Humanos

BIBLIOGRAFÍA

- CRÍTICA DIGITAL: “Acusan a TBA y Ferrovías de fumigar con tóxicos”
http://criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=20562

- EL DÍA: “Polémica por un veneno que arrojan en las vías del tren”. 20 de febrero de 2009.
http://www.eldia.com.ar/edis/20090220/laciudad14.htm

- INFOCIVICA.ORG
http://www.infocivica.org.ar/Main.php?do=newsArticlesView&id=163

- PÁGINA 12. La salud, más importante que la soja. 21 de marzo de 2009

- PARTIDO PIRATA ARGENTINO
http://partido-pirata.blogspot.com/2009/02/tba-y-el-glifosato.html

- UNIVERSITARIOSLP: “Entrevista a Patricia Roccatagliata: El eslabón perdido de la patria sojera”.
http://www.universitarioslp.com.ar/index.php/a-desalambrar/246-entrevista(...)

- Fotografías aportadas por Patricia Roccatagliata, vecina de Vicente Lopez

martes, 9 de junio de 2009

lunes, 8 de junio de 2009

Práctica mortal en campos de soja. Por año, un centenar de bebés nacen con malformaciones por uso de glifosato en Santiago del Estero

Argentina - Los agroquímicos en las plantaciones de soja representan un grave riesgo para la salud.


Fuente: PRIMERA FUENTE
Esta grave situación fue denunciada por el Colegio de Agrónomos de esa provincia que realizó un diagnostico del uso de este agroquímico en los campos de soja. Advierten que junto a los nacimientos con malformaciones se registran casos de peones rurales con cáncer. El drama de los niños que son empleados en campos de soja para guiar a los aviones fumigadores. El uso de envases de plástico que portaban glifosato para la ingesta de agua.El presidente del Colegio de Agrónomos de Santiago del Estero, Juan Tula Peralta, dio a conocer cifras alarmantes que causaría el uso de glifosato en los campos de soja. En declaraciones a un canal local, reproducidas por el sitio web Diario Panorama, advirtió que en la vecina provincia “se producen más de 100 nacimientos con malformaciones por año, por uso de agroquímicos”.Peralta amplió su acusación en contra del glifosato y alertó tener conocimiento de que 300 personas, entre peones y habitantes lindantes a sembradíos de soja, padecen problemas relacionados con la aplicación de agroquímicos, cómo cáncer piel, de vías respiratorias o de aparato digestivo, entre otras.Explicó que este es un producto “controlado” por diferentes organismos tanto a nivel nacional como internacional. El mismo tiene un “grado de toxicidad 4, que es bajo” aunque resaltó que “si no se toman los recaudos del caso pueden provocar intoxicación” agregó Tula Peralta, según publicó Diario Panorama.Además, el agrónomo describió otros problemas ambientales que traen aparejado los herbicidas: las montañas de plástico transformadas en basura y el riesgoso uso que se dan a estos envases como recipientes de líquidos. . “Por año se desechan entre 600 y 700 toneladas de envases. No son recolectados ni destruidos, la gente los usa para recolectar agua que usa luego en la comida. Es como tomar todos los días un poco de veneno”, sentenció.Otra grave denuncia que hizo Tula Peralta, se vincula a la utilización de chicos cómo banderilleros en los campos de soja. Estos tienen la misión de marcar los puntos en los campos, donde los aviones deben fumigar.“En Santiago y también en provincias vecinas es común, por la falta de escrúpulos de los productores y aplicadores, usar chicos cómo banderilleros. Son bañados con el producto. Cómo son chicos no muestran de forma inmediata la sintomatología, es un proceso que al cabo de unos años empieza a aparecer” resalta el titular del Colegio de Agrónomos.En este sentido expresó que a los aplicadores terrestres de este herbicida “tampoco se les provee de la indumentaria adecuada. Deberían ser vestidos como astronautas” detalló Tula Peralta al portal de noticias santiagueño.
El Conicet advirtió por la toxicidad del glifosato
Científicos de la UBA aseguran que el herbicida utilizado en producción sojera puede generar efectos devastadores en embriones humanos. El glifosato se comercializa bajo el nombre de Roundup, de la multinacional Monsanto.Una investigación del Laboratorio de Embriología Molecular del Conicet-UBA, perteneciente a la Facultad de Medicina, afirmó que el glifosato, químico fundamental utilizado en la producción de soja, es altamente tóxico y provoca efectos devastadores en embriones.Se trata de la primera vez que una investigación científica de laboratorio corrobora lo que las comunidades indígenas y los movimientos campesinos denuncian desde hace una década.El estudio, realizado con dosis hasta 1.500 veces inferiores a las utilizadas en las fumigaciones sojeras, comprobó trastornos intestinales y cardíacos, malformaciones y alteraciones neuronales. «Concentraciones ínfimas de glifosato, respecto de las usadas en agricultura, son capaces de producir efectos negativos en la morfología del embrión, sugiriendo la posibilidad de que se estén interfiriendo mecanismos normales del desarrollo embrionario», subraya el trabajo, que también hace hincapié en la urgente necesidad de limitar el uso del agrotóxico e investigar sus consecuencias en el largo plazo.

te ACORDAS cuando los PASTOS de las VIAS se cortaban ASI ?


bueno..eso es EUROPA hoy.. en Argentina SE cortan con GLIFOSATO !!!!

UNITE AL FORO POR LA SALUD y ENTRE TODOS busquemos UNA solución !!!

Daño colateral con nombre y apellido

SANTA FE › LUIS RAMIREZ ES UN PEON RURAL QUE SE INTOXICO CON AGROTOXICOS MIENTRAS FUMIGABA EN SASTRE.

Para ganarse unos pesos extra aceptó fumigar un campo. Sin capacitación para la tarea, tuvo un accidente y se intoxicó severamente. Un caso que ilustra una realidad peligrosa en esta provincia, donde el glifosato para la soja es moneda corriente.
Por José Maggi
Luis Ramírez tiene 25 años y se traslada a duras penas con un andador por el comedor de su casa, una humilde vivienda de Sastre, un pueblo enclavado en pleno corazón de la pampa sojera, que exhibe sin pudor los "beneficios" del modelo soja?glifosato?siembra directa. Sus vehículos, sus casas y sus silos se reproducen con la misma rapidez que lo hace la tan mentada planta productora del poroto codiciado por los chinos. En medio de tanta abundancia, aparece la historia de Luis. Un peón rural, sometido al encuadre laboral que su empleador -Agricultores Federados Argentinos- quiera darle, y obligado a cumplir tareas para las que no está capacitado, como la de manejar una máquina fumigadora terrestre, a destajo durante jornadas completas hasta la medianoche, por 10 pesos la hora. Su tarea era desperdigar el tan temido coctel de glifosato más endosulfan sobre los sembradíos pero terminó él mismo bañado por el agrotóxico que lo depositó más de 20 días en terapia intensiva, y le provocó graves secuelas en su salud. Sin embargo su empleador y hasta la ART que debían cuidar de él, según su abogado "lo dejaron librado a suerte".
"En todo el mes que estuve internado nadie de AFA me fue a ver. Me dejaron solo, si no hubiese sido por mi vieja, no se qué hubiese hecho", confiesa Luis mientras relata que su madre Marai Busto, de 40 años tuvo que recurrir a la solidaridad de sus propios vecinos para pagarse los viajes a Santa Fe a cuidarlo.
Su abogado Franco Caneva, demandará en los próximos días tanto a AFA como al titular del campo donde estaba trabajando y que había contratado el servicio en Agricultores Federados. Allí trabaja Luis desde hace ocho años. "El está registrado de manera deficiente, es decir como empleado no permanente, cuando en realidad el tipo de vínculo real que mantenía con AFA suponía otro encuadre", remarca el abogado. Por sus magros ingresos aceptó la oferta que le hizo "Enrique Scaglia, gerente de AFA Sastre por 10 pesos la hora de fumigación", señala Luis. Sólo pudo trabajar una semana, cuando ocurrió el accidente.
Todo ocurrió el 6 de Marzo pasado, cuando Luis fue a fumigar junto a su compañero José Barrios, un campo cerca de Sastre más precisamente en jurisdicción de Trail que es una pequeña colonia distante a 20 kilómetros de Sastre.
El trabajo comenzó a la mañana temprano, entre las 6 y las 7. Todo transcurrió con normalidad hasta que entre las 17 y las 18 la máquina empezó a fallar. "No estaba trabajando correctamente, se detuvo y se dispuso a desconectar una manguera que sale del tanque que aloja el líquido (glifosato), para limpiar un filtro que está por debajo del tanque. Pero al recargarlo con el agroquímico se desprendió una manguera y el líquido se derramó sobre su cabeza y su cuerpo", relata el abogado Caneva. Luis asiente y recuerda que "como la máscara que tenía puesta me quedaba floja", el cóctel de tóxicos le ingresó por su boca y su nariz.
El traje que le dieron tampoco era el adecuado, según su abogado: Luis tiene un cuerpo delgado y quien lo usaba siempre "pesa tres veces más".
No obstante el accidente, Luis siguió trabajando terminar con el servicio, hasta la medianoche, cuando regresó a Sastre, dejó la máquina en AFA y se fue a su casa en bicicleta, ya sintiéndose muy mal. En las horas posteriores Luis sufrió un agravamiento del cuadro que "se inició con vómitos y crisis de excitación psicomotríz severa".
Caneva recuerda que "con ese cuadro el 8 de Marzo a la 1 de la madrugada ingresó al SAMCo de Sastre donde fue internado hasta el lunes 9 después del mediodía, cuando se retira ante una aparente evolución favorable. Sin embargo, al día siguiente por la tarde se complicó nuevamente su estado de salud y reingresó al SAMCo, para ser derivado al Hospital de Emergencias José María Cullen de Santa Fe, donde permaneció desde hasta el 19 de Marzo, fecha en que fue derivado al Sanatorio Garay y colocado en terapia intensiva y con respiración asistida".
Allí permanece hasta el 8 de Abril de 2009, "cuando debió dejar el sanatorio como consecuencia del rechazo de cobertura por parte de Prevención ART" afirmó el letrado. Era obvio que su familia no podía pagarle al sanatorio que le pedía $ 1500 de seña y $ 1000 por cada día de internación.
Según reveló el abogado "durante su internación se le practicaron toda serie de exámenes que incluyeron punciones lumbares en dos oportunidades, resonancias magnéticas en su cerebro, laboratorios e interconsultas, tras las cuales se descartó un cuardo de epilepsia, meningitis, enfermedades metabólicas y neurológicas, y en cambio arrojo positivo el dosaje de órganos clorados". El neurólogo Javier Anzardi que lo atendió confirmó el cuadro de intoxicación.
Según la documentación que presenta Caneva los productos con los que estuvo en contacto Luis fueron "glifosato, endosulfán, cipermetrina, dimetoato y lamdacihalotrina". El diagnóstico presuntivo es: intoxicación grave con órganos clorados. "Hoy Luis registra una evolución que se muestra favorable y comienza a comunicarse en forma coherente, aunque todavía tiene dificultades para desplazarse, producto de la atrofia muscular y articular" agrega Caneva. Para el abogado "evidentemente Luis Ramírez no contaba con la preparación necesaria ni adecuada para el tipo de tarea encomendada, y tampoco se aseguró la utilización de las mínimas medidas de seguridad".